LUCHO COSTA- El enlace para el primer transmisor...

Vuelvo del exilio en Junio del 89’, a instalar el Centro de Apoyo Técnico a la Educación Popular, CATEP, empresa, que junto a un grupo de chilenos exiliados teníamos en Bolivia; en Octubre de ese año, un amigo, me cuenta que tiene un transmisor que se iba a utilizar en emisiones por Radio Rebelde, en la zona de Viña del Mar y Valparaíso.

Este transmisor estaba completo, con antena y todo, lo llevamos a mi casa para hacer pruebas; el aparato era una cajita y una antena que consistía en dos planchas de cartón, entre las que iba un alambre, ésta se pegaba en el techo del auto, se conectaba al transmisor y éste a una grabadora, donde iba el mensaje que se quería transmitir, uno recorría la zona en que quería transmitir, así se podía interferir la señal de televisión de TVN de ese tiempo, se tenía entonces, como audiencia cautiva, a quienes estaban viendo TVN.




Eran los tiempos finales de la dictadura, venía “la democracia”, yo estaba instalándome en Valparaíso y empiezo a buscar contactos con gente del MIR, para proponerles instalar una radio comunitaria, todos me miraban raro y nadie se pronunció: yo seguía con la idea puesto que conocía la experiencia que se estaba desarrollando en “Radio Villa Francia”; pensaba que si teníamos la posibilidad, había que hacerlo, estaba el equipo y la capacidad tecnológica, pero por más que tiraba ganchos por un lado y por otro, al parecer, nadie estaba dispuesto a sumarse a la idea. 



Estaba en esta búsqueda, cuando me visita en CATEP un joven que yo no conocía, él me dice que vive en el Cerro Placeres, que tiene la idea de armar una radio comunitaria en esa zona; me puse de inmediato en alerta, ¡miren la casualidad!, un joven que no conozco, del que no tengo antecedentes, llega a la oficina donde estoy trabajando y me hace ese planteamiento; sospeché que podría tratarse de un agente de seguridad; y él lo que venía a pedir, era que si nosotros le podíamos colaborar con plata para el proyecto, para comprar un equipo que permitiera montar una radio, porque había un grupo de jóvenes estudiantes, que hacían algunas actividades comunitarias en el Cerro Los Placeres.
La primera respuesta en estos casos y por un asunto de seguridad, es decir no; así es que “le pedí sus datos para ver si podíamos conseguir alguna cosa”; entonces, nuevamente salí a recorrer los viejos contactos de mi región y empiezo a preguntar por el Pato (Patricio Contreras) y pregunto por aquí y por allá, algunos habían escuchado hablar de él, pero alguien, al final, me da de que es confiable. Pasaron algunos días, él volvió de nuevo, volvimos a conversar, yo no aflojé al tiro lo del equipo, porque quería tener la certeza de lo que iba a suceder, si la propuesta del Pato daría buenos resultados, además, yo quería colaborar con esa propuesta, no solo entregar el equipo, al final le digo,  “mira, yo pongo el equipo”, le cuento en forma muy velada que tengo ese aparato, que hay que hacerle algunos ajustes porque no coinciden las frecuencias y él me cuenta que tiene los contactos en Santiago, que gente que conoce, de radio, podría hacerle los ajustes para pasarlo, de la frecuencia de transmisión del audio de TV, a una frecuencia dentro del FM normal. Por lo tanto, agarro la antena de cartón que se pegaba al techo, creo que la hice trizas, “me deshice de esa prueba del delito”, me quedé solamente con el transmisor y el manual que traía, era un transmisor que había llegado del extranjero, que estaba muy bien hechito, era bien bonito, cuando uno sabe de tecnología, aprecia esos acabados bien hechos, bueno, entonces le paso el transmisor al Pato, éste lo lleva a Santiago para hacerle las transformaciones.



Mientras, nos pusimos de acuerdo con Hugo González  para hacer unos talleres de capacitación a estos grupos de estudiantes, cursos para la construcción de programas, el uso tecnológico, ya no tanto del trasmisor sino que del mezclador, del uso del micrófono, la producción de programas, para que fueran hechos con buena calidad, me acuerdo que estuvimos como seis meses, más o menos, en un local al que accedían, pertenecía a la iglesia de Placeres; nos juntábamos una o dos veces por semana, participaban unas 15 a 20 personas; a ellos les enseñamos como usar los micrófonos, estructurar un programa de radio y como concebir una programación completa de radio. Se fue configurando una cosa que a mí me fascinó como propuesta, que consistía en que con este grupo de personas de distintas edades, se fueron formando equipos que se hacían cargo de distintos programas; en el fondo, la administración de la radio, lo que hacía, era cederles espacios para que cada grupo produjera su programación, Hugo y yo, éramos personas que trabajábamos en capacitación con ellos, un par de días a la semana y después nos íbamos, regresamos algunas veces, los días que salían los programas, para ver como resultaba la experiencia, y claro, era interesante ver que había una estructura que administraba la señal y equipos que hacía sus programas, infantiles, juveniles, me acuerdo que habían unos adultos que hacían programas de tango, de boleros, llegaban con unas grabaciones antiquísimas, cada grupo se hacía cargo de una cierta hora de programación.

Yo llego a instalarme en Valparaíso a mediados del 89’, tengo las conversaciones con Pato y a fines del 89 y/o principios del 90’, ya la radio estaba saliendo al aire.

Y ahí tomó vuelo la radio, voló, vuela y sigue volando hasta el día de hoy. 

                                                                                                          Mayo del 2013.

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